A la morfina
Toma, si hiciese falta, Doctor, las alas de Mercurio
¡Para traerme lo más pronto posible tu precioso
bálsamo!
Ha llegado el momento del pinchazo,
Que, de esta cama infernal, me lleve hacia los Cielos.
Gracias, Doctor, gracias, que importa que la cura
Ahora se prolongue durante aburridos días
¡El divino bálsamo esta allí, tan divino que
Epicuro
hubiera debido inventarlo para el uso de los Dioses!
¡Siento que circula, que me penetra!
Del espíritu y del cuerpo un inexplicable bienestar,
es la calma absoluta en la serenidad.
Ah, pínchame cien veces con tu fina aguja
Y te bendeciré cien veces, Santa Morfina,
De la cual Esculapio haya hecho una Divinidad.